Algodón, lino, piel, terciopelo... todos estos son ejemplos de telas y materiales frecuentes a la hora de tapizar muebles. Tapizar un sofá o un sillón puede parecer un elemento extra sin importancia, que solo sirve para ensanchar el precio de tu factura. Sin embargo, a veces lo barato puede salirte caro, y un mueble tapizado, aunque pueda resultar más caro, a la larga puede darte muchos beneficios.

Sin ir más lejos, su durabilidad es mayor, así que comprar un sillón tapizado es invertir para no tener que comprar otro antes de lo previsto. Además, las telas tapizadas evitan que la suciedad se cuele en el sillón, por lo que podrás conservar tu sillón limpio mucho más tiempo. Si, además, eres de esas personas a las que le preocupa la decoración y busca siempre la combinación más armónica, los tapizados ofrecen muchas más opciones en lo que se refiere a color, textura y acabado final.